Hoy en día vivimos en una sociedad que nos impulsa constantemente hacia la acción y la búsqueda de logros. Nos esforzamos por cuidar nuestro cuerpo: comemos de forma más saludable, practicamos deporte, acudimos al médico cuando surge un problema… Sin embargo, a menudo olvidamos atender con la misma dedicación a otro pilar esencial de nuestro bienestar: la mente.
Y es que cuerpo y mente no funcionan por separado, se relacionan todo el tiempo. Lo que sientes en uno se refleja en el otro. Encontrar ese equilibrio es clave para vivir con más calma y bienestar, y el mindfulness puede ser una gran ayuda para conseguirlo.
“El cuerpo habla, la mente responde”
¿Qué aporta el mindfulness a este equilibrio?
El mindfulness, o atención plena, como ya hemos explicado, nos ayuda a aprender a parar y observar lo que ocurre en el momento presente, sin juzgarlo. No es una moda pasajera: cada vez más estudios demuestran que practicarlo ayuda a reducir el estrés, fortalecer las defensas, concentrarse mejor y gestionar las emociones con más calma.”
Al cultivar mindfulness, desarrollamos la capacidad de escuchar tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente y a notar señales de cansancio antes de llegar a agotarnos, a responder con más calma y a evitar pensamientos que nos generan ansiedad,
No entrar en un círculo virtuoso
Cuanto más cuidamos nuestra mente, más lo agradecerá nuestro cuerpo y viceversa. Dormir lo suficiente, mantener una alimentación saludable y movernos con regularidad son formas de apoyar el bienestar mental. Del mismo modo, cultivar la calma interior, gestionar el estrés y entrenar la atención consciente ayudan al cuerpo a funcionar mejor.
Podemos imaginarlo como un círculo virtuoso: cuanto más equilibrio hay en la mente, más armonía se refleja en el cuerpo, y cuanto más bienestar físico cultivamos, más serenidad encuentra la mente.
Vivir presentes
El mayor regalo del mindfulness es recordarnos que el equilibrio no está en hacer más, sino en estar presentes. Vivir con atención plena es estar en el momento con conciencia: escuchar de verdad cuando alguien nos habla, disfrutar del sabor de un café, sentir la brisa en la cara al caminar. No se trata de perfección, sino de presencia.
¿Por qué (de manera general) damos tanta importancia a nuestro bienestar físico y no nos preocupamos tanto de nuestro bienestar emocional? Te invito a pensarlo.
El equilibrio cuerpo–mente debe ser un camino continuo. Requiere práctica, paciencia y compasión con uno mismo. Incorporar mindfulness a la vida diaria te ayudará a abrir una puerta hacia un bienestar más profundo y duradero.
Si tu también quieres cultivar este bienestar en Viu mindfulness podemos ayudarte.